China quiere despedirse del producto de bajo coste y es que este modelo en el que ha basado su crecimiento en los últimos 3o años esta poco a poco agotándose. El binomio china=barato empieza a diluirse y los chinos hace tiempo que han empezado a desarrollar su calidad. De echo la deducción China = calidad aunque muchos crean que es un error, ¡atención, ya es una realidad! No será un camino fácil pero desde luego no es el único país que ha superado este reto. Japón ya lo hizo en los 60-70 al igual que Taiwan y Corea del Sur en los 80-90.
El país asiático está cambiando su estrategia de posicionamiento de “producto a bajo coste” a uno de mejor calidad y, por defecto, de mayor precio. Pero la cosa no queda allí, las marcas chinas apuestan ya por atender a consumidores exigentes tanto nacionales como extranjeros. No podemos olvidar que el país cuenta, cada día más, con alta tecnología, personal cualificado y un incremento del mercado nacional exorbitante…que les esta llevando a liderar el mercado con innovaciones.
China tiene, en su propio territorio, el mejor laboratorio de pruebas de consumo:
- los hogares con altos ingresos han aumentado y seguirán aumentando durante la próxima década;
- el consumo de bienes se ha disparado, en especial, en los núcleos urbanos;
- el consumidor chino dispone a su alcance de productos “hechos a medida” por el fabricante occidental, por lo que su nivel de exigencia ha crecido considerablemente;
- a pesar de las limitaciones de acceso web, existen 513 millones de usuarios de internet por lo que la búsqueda a nuevos productos y tendencias está a la orden del día…
Todo ello, ha conducido a que muchas empresas chinas o emprendedores y negocios asociados al país estén suficientemente preparadas para abordar el mercado de consumo de alta calidad, tecnología, lujo e innovación… y, es más, ya lo están haciendo.
Tal y como lo define Trendwatching en su nuevo artículo “Made in China” evoluciona a un “Made better in China”. Por ello, los consumidores comienzan a decantarse por el diseño chino, por las fáciles soluciones del país para clase de consumidor, por la “sostenibilidad” vendida por China, por sus aplicaciones digitales, sus productos de lujo, sus iniciativas conjuntas, sus mega construcciones, su rapidez….
Lo más inquietante es saber si las empresas occidentales han estado atentas a estos cambios manifestados con pequeñas señales desde hace un tiempo. En caso de hacerlo, habrán tomado medidas o planteado alternativas estratégicas e, incluso, algunas lo habrán aprovechado como una oportunidad.
Es el caso, explicado en Trendwatching, de LVMH el gigante de lujo francés que, en febrero de 2012, compró el 10% de la marca de lujo chino Ochirly ¿se trata de unos visionarios o de una empresa atenta a los cambios (oportunidades) sociales del momento?