Si hay una cosa de la que puedo estar orgulloso en mi vida profesional es que siempre he sabido tomar decisiones difíciles a tiempo.
Es verdad que estas habrán sido más acertadas o desacertadas.
Pero nunca he dejado que una situación donde varias alternativas, todas ellas igual de validas, me quitara el sueño.
Puede sonar contra intuitivo viniendo de alguien que se dedica a facilitar la toma de decisiones a través del análisis de información y datos a los comités de dirección, CEO´s o consejos de administración en diferentes organizaciones.
Pero sería engañarte afirmar que la información y los datos siempre van a despejar la incógnita de tus preguntas por dos motivos:
- Hay momentos en los que la adquisición de datos y de nueva información no se justifica porque los costes son mayores que los beneficios
- Y hay otros momentos en los que simplemente no es posible obtener la información
En estos casos lo mejor para tomar una decisión difícil es optar por una de las siguientes reglas:
Reglas para tomar decisiones difíciles a tiempo en tu empresa
Gastamos mucho tiempo y energía tomando decisiones entre opciones igual de atractivas prácticamente a diario.
Habitualmente este tipo de decisiones si tienen lugar en el ámbito individual no repercuten en tu desempeño laboral. Pero cuando este tipo de decisiones se dan en tu organización y tu debes responder por ellas, ahí empiezan todos los problemas.
Entonces…. ¿Cómo estar seguros de que vamos a acertar?
Muchas veces no puedes estar seguro y el curso de acción tomado es igual de bueno a priori incluso con todos los datos encima de la mesa.
Por lo tanto la solución esta en saber cómo tomar decisiones de este tipo de forma eficiente y olvidarese de si acertarás o no con el curso de acción tomado.
Para ello yo suelo seguir alguno de estos tres métodos:
Regla 1: desarrolla hábitos para tomar decisiones difíciles en situaciones predecibles
La idea detrás de esta regla para tomar decisiones complejas es simple:
Crear una respuesta automática cada vez que nos enfrentemos a una decisión difícil en la organización.
Ejemplos tontos de esto que digo pueden ser:
- Siempre elegir el proveedor más barato de una selección de tres
- Siempre buscar un servicio con soporte en español
- Siempre contratar un licenciado en ADE para el puesto de comercial
Esto suele funcionar muy bien y reduce en muchos casos el tiempo para tomar una decisión.
¿Pero qué hacemos ante situaciones que no son tan habituales?
Regla 2: si [A] entonces [B] para tomar decisiones ante situaciones no habituales
Esta es una regla bastante sencilla y que puedes aplicar para tomar decisiones difíciles que no son habituales.
Por ejemplo, cada vez que tiene lugar una situación de urgencia, convocar una reunión del gabinete de crisis ese mismo día, reunir la información necesaria (unidad de vigilancia e información) y tomar la decisión en las próximas 24 horas.
Otro ejemplo podría ser la marcha de un trabajador imprescindible a un competidor. En este caso, la respuesta automática sería igualar la oferta y añadir un 20% de compensación económica.
Como ves este tipo de decisiones obedecen al esquema si [A] entonces [B].
Una gran cantidad de decisiones pueden ser tomadas bajo este esquema y por lo tanto reducir tu estrés y agotamiento cuando te enfrentas al reto de tener que tomar muchas decisiones en poco tiempo.
Aun así, estas dos primeras reglas son muy arriesgadas cuando hablamos de situaciones que conllevan la necesidad de afrontar decisiones en situaciones estratégicas.
Para eso está la tercera regla.
Regla nº 3: emplea un deadline para tomar decisiones difíciles en situaciones impredecibles
Esta regla la aplico cuando me enfrento a una situación donde los datos han sido analizados, las alternativas son igualmente atractivas y no hay un curso de acción ganador claro.
Una situación de este tipo facílmente te puede llevar a no adoptar ninguna decisión durante semanas o meses.
Un tiempo que puede ser crucial para actuar.
Como resultado te encuentras en un callejón sin salida. Y lo más atractivo en estos casos suele ser tomar la decisión de recabar más datos. O esperar a ver qué pasa.
Esto puede ser lo más sensato e inteligente en situaciones donde la decisión no afecta al futuro inmediato de la compañía y contamos con margen de tiempo para decidir. Sin embargo resulta que habitualmente nos encontramos en mercados muy competidos y dilatar una decisión en el tiempo, puede suponer que una oportunidad se transforme en amenaza. O una amenaza en desastre.
En estos casos suele ayudar muchísimo si podemos tomar una decisión más pequeña.
Por ejemplo crear un prototipo para testar un nuevo producto que haga frente al de la competencia. Pero si este no es posible. Entonces lo mejor es tomar una decisión cuanto antes.
Para ello:
- convoca una reunión a la que todo el mundo implicado venga con los deberes hechos
- aprovecha la convocatoria para repasar una vez más los datos y las alternativas de las que disponeis
- y al final propón tomar una decisión unánime en los próximos 15 minutos.
Te garantizo que los cerebros de los asistentes estallarán pero al final saldréis con una decisión debajo del brazo.
El tiempo que conseguirás ahorrar y el alivio que sentiréis todos por haber tomado una decisión compleja al tacharla del orden del día, es impagable.
Seguir dándole vueltas a un asunto sin solución aparente, no tiene sentido y es contra producente para tu salud y para la de tu equipo.
A parte tomar decisiones es asumir el margen de error propio de la vida.
Mi consejo es que ahora mismo apuntes en un papel todas esas decisiones que has estado dejando para más adelante, las reevalúes con tu equipo y empieces a tomar decisiones difíciles en tu próximo comité de dirección.
Así reducirás tu ansiedad y descansarás mejor por las noches.